Buenos Aires 10 de diciembre de 1986.
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Mi amor,
Te extraño. Te confieso que en estas últimas semanas me
sentía medio desprendida de voz, como si me hubiese enfriado un poco pero ahora
me muero de ganas de verte y estoy contando los días que faltan para darte un
abrazo y 1 kg de besos. Más que recibir tu carta fue el hecho de contestártela
el que hizo que se sintiera de nuevo comunicada con vos. Yo sé que es mi
imaginación la que te acerca, pero sos vos el que tiene la magia de inspirarla,
solo por ser así como sos, mi siervo azul. Me imagino sentada detrás tuyo en la
moto, agarrándome fuerte de voz y me siento tan bien que ojalá fuera así en
verdad.
Bichito querido, tengo una nostalgia tan larga como este
tiempo en que no te tuve conmigo y deseo ardientemente que nos encontremos para
llenar ese vacío. No sé qué tenés que cuando te veo me olvido del olvido( ejem,
qué juegos de palabras este) y vuelvo a sentirte como antes y un poco más.
Se me ocurre que cada 1 de nosotros viajan en un tren
distinto, las vías están cerca quizás son paralelas pero solo podemos mirarnos
por la ventanilla, y tener fugaces imágenes 1 del otro. Solo nos vemos con
tiempo en las paradas y después a correr de nuevo. No sé si vamos al mismo
destino, ni cuánto durará esta etapa del viaje, o si tal vez las vías se
separan para llegar cada 1 a un punto distinto. No sabemos qué nos traerá el
futuro, Oaky. Así que disfrutemos locamente de las paradas, ¿sí? Nos conozcamos
y nos gocemos y nos queramos por la separación de antes y por lo de después. Te
quiero tanto, Fernando mío. Te quiero sin zonas erróneas pero te necesito. ¿Sabes
por qué? Por qué no tengo a quien mimar cuando no estás . Lo dije. Lo admití. ¿No
estás orgulloso de mí? Yo sí.
Bueno Chao. Te cago amando.
Firmado, María del
Pilar
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