Sin fecha. Atribuida algún momento en los años 1985
y 1986
saber que estabas aquí fue la más hermosa sorpresa de mi
vida. En ese momento supe que pese a todos tus temores y los míos, nada había
cambiado entre nosotros. Cambiado para mal, se entiende, porque los dos hemos
cambiado. No podríamos evitarlo, creo yo; y lo que sentimos crece, o se
profundiza, o se tuerce, o se confunde, con nosotros, según el rumbo que
tomamos (o nos toma).
Otra vez te vas de mi lado, pero esta vez no se me va a
romper el corazón, me voy a construirme una pared de negaciones. Tal vez me
ponga un poco melancólica por momentos pero nada más. Cuando llegaste a un sin
habértelo preguntado, sabía que tendría por un tiempo muy corto, y decidí
consciente e inconscientemente, gozar de ese tiempo con todo y así lo hice.
No me truma quererte por carta. Ahora sé que cuando
realmente te necesite, vos vas a estar. Además, hay entre los dos una
comunicación que supera la correspondencia. Sos lo que más quiero en El Mundo,
Oaky, y no me cuesta decirlo. No hay zonas erróneas en esto. Te necesito -a
veces- porque te quiero, y no al revés. Y no interferís con mi vida, nunca.
Sus alguien a quien respeto mucho, y estoy orgullosa de ser
tu amiga, y feliz porque no sos un amigo parásito, si no que me das muchas
cosas y, lo que es más importante, sabes sacarme las cosas que escondo, que
reprimo, que callo, y eso me fascina. T deseo suerte y que seas feliz ¡conscientemente!
Firmado María del Pilar
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