Publicada: 2025-07-23
Una carta, dos memorias: el amor, la ausencia y el oficio de recordar
La escena se grabó en mí: mi abuela tendida en su cama, en
la misma cama que compartió toda la vida con mi abuelo Miguel Ragone. En mis
manos, una carta antigua hallada en la pequeña caja de fotos, que hoy forma
parte del Archivo Provincial de la Memoria. La leímos juntos. Buscaba
reconstruir nuestra historia, la historia de una familia atravesada por el
amor, la lucha y las ausencias.
La carta ofrecía una ventana a la vida cotidiana de mi
abuelo en 1948, cuando tenía apenas 27 años. Estaba escrita en el Pucará de
Tilcara, un 15 de febrero, el día de su cumpleaños. Hablaba de viajes,
amistades, y sobre todo, del amor y la falta que le hacía mi abuela:
“Querida Clotilde, hoy en el día de mi cumpleaños acabo de regresar de
Jujuy…”
“Te vuelvo a repetir que te adoro con toda mi alma y que pienso no dejarte
nunca más solita…”
“Sos lo único que me falta aquí.”
Mi abuela se emocionó al ver nuevamente la letra de Miguel.
Y entre lágrimas suaves, preguntó en voz baja qué habría ido a hacer allá.
Curiosamente, sí recordaba que, tiempo después, él le había pedido esa carta.
Pero no recordaba que se trataba del día de su cumpleaños. Tal vez porque, ese
día, no estuvieron juntos.