Visitando a la abuela Clotilde

En los úlitmos años, aproximadamente desde 2014 ó 2015, visitaba a la abuela en su casa. Cada fiesta, cada domingo en la mañana antes de escaparte en la moto a algún lugar, no podía dejar de verla.
La miraba envejecer y me costaba tanto ver su deterioro al tiempo que me enorgullecía su entereza para lidiar con ese apagón paulatino de la vida, hasta el final. Nunca dejó de pintarse las uñas, esperar a su peluquero, recibir perfumes y cremas de regalo. Así era ella, coqueta y lúcida hasta el final.















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