domingo, noviembre 09, 2025

Más que un Colegio, una Comunidad: Ensayo sobre la Alegría de Volver a Encontrarnos

Finca Los Pozos, Domingo 9 de noviembre de 2025

 A propósito de la nota de Lucrecia Martel que “nuestra” Martel nos invita a leer en el grupete.

Ver también
https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/
lucrecia-martel-todo-ese-mundo-de-la-carrera-personal-del-prestigio-
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El valor profundo de estar juntos

Compañeras y compañeros (o compañerxs):

Han pasado cuarenta años desde que egresamos del Colegio Belgrano. Hoy, los caminos nos llevan de regreso al mismo punto de partida, pero transformados por el tiempo, por nuestras experiencias y trayectorias. Nos volvemos a encontrar para celebrar, no solo lo que fuimos, sino lo que somos y lo que todavía podemos construir juntos. En este regreso, la emotividad de los abrazos, las risas y la nostalgia no para mí, señales vivas del valor de la comunidad que supimos tejer y que aún con el paso del tiempo, persiste.

Tiempos de reencuentro: afecto, humor y sentido

Reviviendo el chat del reencuentro, la alegría y la gratitud laten en cada mensaje: la emoción de vernos, de recordar historias compartidas, de darnos tiempo para apreciar la vida que tejimos juntos. Con humor y humanidad, nos reconocemos en los gestos y en la memoria, aceptando los cambios que nos trajo la vida y celebrando que el afecto atraviesa distancias y décadas. Compartimos fotos viejas y nuevas como declaraciones de identidad y pertenencia. De “la Perica Martel”, enlazada a la sensibilidad artística de Lucrecia, a quienes como en mi caso luchamos por el monte desde la raíz popular, nuestra diversidad también se reencuentra y se abraza.

En estos intercambios renace la comunidad: el grupo es refugio, es espejo, es la confirmación de que la vida vale más cuando la vivimos juntos, incluso desde el humor y la ternura de lo cotidiano. Como bien dijo uno de nosotros: sin este esfuerzo de reunirnos, “seguiríamos cada uno en lo suyo, encontrándonos solo por casualidad”. La celebración compartida es una reivindicación de la voluntad de ser y de hacer comunidad.

Cine, monte y diálogo: la comunidad como horizonte de sentido

Si miramos un poco más allá y cruzamos nuestras vivencias con el arte y la historia ambiental de nuestra tierra, el sentido de comunidad se profundiza. El cine de Lucrecia Martel —y su crítica al individualismo y la carrera personal— nos enseña que la conversación y el encuentro son la máxima aventura y el verdadero valor político de vivir. Al igual que en el cine, la trama de nuestra vida encuentra sentido real cuando se escribe en plural y desde la escucha.

Por otro lado, la defensa de nuestro monte y de los bosques nativos no es solo una causa ambiental, sino una apuesta al bienestar común, a los vínculos que nos unen a la tierra y entre nosotros. En la medida en que seamos capaces de dialogar —productores, artistas, defensores ambientales, gestores públicos, vecinos— podemos tejer una red que haga frente a la violencia, la fragmentación y la pérdida de sentido que hoy amenazan a la sociedad y a la naturaleza.

Ambas miradas —la del arte y la del monte— nos recuerdan que la comunidad no es un dato: es una creación permanente, frágil, pero poderosa. Es diálogo, cuidado, reconocimiento de la diversidad. Es también el recurso más importante para garantizar la felicidad y el bienestar real, mucho más allá de logros materiales o reconocimientos personales.

NUESTRO reencuentro como acto político y celebración vital

En este encuentro en el hermoso patio de los azares del Club, celebramos cuarenta años de historia vivida desde un origen común en el lejano ya Colegio Belgrano, pero más aún celebramos la persistencia de los lazos que nos sostienen. Nos reencontramos en la palabra, en el abrazo, en los recuerdos y en los sueños que aún podemos compartir. Construir y preservar comunidad —en el colegio, en la ciudad, en la defensa del monte, en la cultura— es el desafío y el horizonte que da sentido -desde mi más humilde opinión-  a cada uno de nuestros pasos.

Si el mundo se está haciendo más duro, más individualista, más fragmentado, la respuesta no es el encierro en uno mismo, sino la vuelta a lo colectivo. Que este reencuentro sea, entonces, memoria y promesa. Y que la conversación y la solidaridad que hoy renovamos nos sirvan como ejemplo para seguir tejiendo futuro, en comunidad y con esperanza. Los abrazo compañerxs.

 

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