jueves, abril 17, 2025

Yo náufrago voluntario: bitácora de mi escritura íntima como trinchera contra los mandatos del mundo

Entre la resistencia narrativa y la construcción de espacios propios

Imagen: IA Gemini
Mi escritura como refugio constituye el tema central de mi diario personal, es como un espacio de descolonización íntima y resistencia narrativa. En sus páginas, no me limito a registrar eventos cotidianos, sino que establezco un laboratorio introspectivo donde disecciono mi identidad en un contexto de crisis. A través de una escritura que transita entre la confesión y la crítica, mi diario se erige como un mapa de mi subjetividad en conflicto como intelectual gay en la Salta contemporánea, navegando entre las imposiciones de mandatos patriarcales, la instrumentalización de la espiritualidad y mi apremiante necesidad de forjar espacios propios. Este ejercicio mío de escritura se revela como un acto de resistencia frente a diversas formas de exclusión —sexual, política y familiar— y como un ritual transformador que convierte el dolor en una potencia creadora.

Me posiciono como un observador incómodo, un sujeto que habita los márgenes de los sistemas que cuestiono. Mi perspectiva abarca tres exclusiones fundamentales. 1.- La sexual, donde mi homosexualidad me convierte en un "bicho raro" incluso en entornos aparentemente inclusivos, evidenciando una negación de mi necesidad de empatía radical. 2.- La política, donde mi postura socialista en un consejo dominado por la derecha salteña me lleva a criticar una planificación abstracta que ignora las demandas sociales, revelando un desencanto con el tecnocratismo y 3.- la familiar, donde la pérdida de mi padre y de Leonardi, su amigo, expone mi rol de hijo no patriarcal, excluido de la camarilla masculina pero paradójicamente liberado por mi diferencia. Esta triple marginalidad me sitúa como un intelectual orgánico en crisis, cuyo compromiso primordial reside en la autenticidad más que en la adhesión a ideologías preestablecidas.

Mi diario se convierte en un testimonio de búsquedas truncas pero fértiles, marcadas por la tensión entre la autenticidad y la pertenencia. Frente a las performances vacías de otros, construyo refugios mínimos en espacios cotidianos, mis actos políticos que resisten la homogeneización. Mi intento de integrarme en grupos como Willkanina o el colectivo LGBT de la iglesia revela una paradoja: la pertenencia a menudo exige renunciar a la propia singularidad. Mi decisión de permanecer en estos espacios por un tiempo limitado no denota pasividad, sino mi duelo por una comunidad idealizada. Asimismo, mi sexualidad se manifiesta tanto como una vulnerabilidad como una herramienta de conexión, y mi propuesta de talleres en colegios, donde busco monetizar mi activismo, fusiona lo erótico y lo político, desafiando el tabú de la comercialización del activismo.

El clima emotivo que impregna mi diario se nutre de una melancolía activa, que en mi propia escritura veo simbolizada por las hojas amarillas de Villaflora, una nostalgia que me inspira en lugar de paralizarme. Mi ironía defensiva se manifiesta en mis frases que desmontan hipocresías, revelando un humor ácido como mecanismo de protección. Mi angustia, lejos de ser paralizante, se convierte en un motor productivo, impulsando la acción y la reflexión a través de la escritura. Este clima emocional no se me presenta como patológico, sino como un combustible esencial para la creación literaria.

Mi diario es mi territorio liberado, donde llevo a cabo una descolonización íntima al desmantelar mandatos opresivos y construir redes alternativas. Su estructura fragmentaria refleja la complejidad de mi identidad múltiple y consciente. La muerte de las figuras patriarcales, la de mi padre y la de su amigo Ernesto, las interpreto como una metáfora de mi propia renuncia a ser un "hijo legítimo" de cualquier sistema preestablecido. En su lugar, elijo ser autor y arquitecto de un espacio propio, donde mi escritura trasciende la mera documentación para convertirse en una fuerza creadora de realidad. Cada entrada en mi diario es un acto de resistencia, un intento de nombrar el mundo antes de que este me borre. Me recuerdo cada día que toda resistencia conlleva un duelo, y que la escritura en presente continuo es mi mejor estrategia para evitar la desaparición.

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