A veces, una fecha congelada en el tiempo, un puñado de
palabras escritas en un diario, se convierte en un espejo que nos confronta con
el eco lejano de quienes fuimos. El 19 de diciembre de 1984, el día de mi cumpleaños
Nº 16 en la quietud del campo anteño, volqué en papel la turbulencia de mi
universo interior.
Esas notas de fines del 84, leídas cuarenta años después, son
mucho más que una simple anotación. Es el retrato crudo y conmovedor del joven
brillante, sensible y emocionalmente a la deriva que era. Captura la
encrucijada en la que me encontraba: atrapado entre el amor de una familia que,
a pesar de todo, no terminaba de tender puentes hacia mi verdadera esencia, y
la vital red de apoyo de mis amigos, quienes me ofrecían el refugio y la
comprensión que no encontraba en casa.
En esas líneas palpita la euforia y el dolor de mi primer
amor, vivido en la clandestinidad forzosa de una época sin códigos ni
referentes para la identidad gay. Ese adolescente de dieciséis años siente la presión asfixiante de un entorno
social y familiar que lo empujaba a encajar en un molde que no era el suyo, un
ideal de masculinidad rural que le resultaba ajeno e inalcanzable.
La "diferencia" que el joven Fernando intuía pero
no podía nombrar ni codificar, lo "aplastaba", generando una profunda
inestabilidad emocional cuya expresión más visible era una melancolía
persistente, vivida en la soledad de sus pensamientos y de sus notas secretas.
"Carta de un Fernando a Otro" propone un viaje a
través de esas décadas transcurridas. Es el diálogo que nunca tuvo lugar en
aquel entonces, un puente tendido entre el hombre de 56 años que hoy soy, con
la perspectiva que dan los años y las batallas ganadas, y aquel adolescente
vulnerable y lleno de anhelos, perdido en un mundo que aún no estaba preparado
para recibirlo. Es la conversación pendiente, la mirada retrospectiva que busca
sanar, comprender y, quizás, ofrecer el abrazo que tanto se necesitaba en aquel
cumpleaños en el monte lejano.
![]() |
Fernando, 41 años.Laguna de Castellanos, Anta. |
"Querido
Fernando de 1984,
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Fernando 56 años, Corrales en Laguna de Castellanos |
Aquí estoy, tu yo del futuro, leyendo tus palabras. Siento cada una de tus emociones en estas líneas: la soledad de ese cumpleaños en la finca, la euforia de la conexión con tus amigos, la agonía de la llamada de Carlos, la punzada de la incomprensión con papá, el alivio en la voz de mamá, y el orgullo (justificado) por ese 9.
Quiero
que sepas que el dolor y la confusión que sientes por tu 'diferencia' no son
para siempre. Esa parte de ti que hoy te aplasta se convertirá, con los años,
en una fuente de increíble fortaleza, autenticidad y conexión con otros. Los
'códigos culturales' que hoy no existen, empezarán a construirse, lentamente,
con mucho esfuerzo, pero sucederá. Y tú serás parte de esa construcción.
El
primer amor duele con una intensidad brutal, y más aún cuando sientes que debes
esconderlo. La herida con Carlos pasará, y aunque cada desamor deja una marca,
también te enseña sobre el amor y sobre ti mismo. Habrá otros amores, Fernando,
y encontrarás la dicha que tanto anhelas, una dicha que podrás vivir con más
libertad de la que puedes imaginar ahora.
Tus
amigos son oro puro. Aférrate a ellos. Son la familia que eliges y el espejo
que te muestra lo valioso y querible que eres. Sigue buscando esos espacios
donde puedes 'hablar libremente'. Son vitales para tu supervivencia y tu
crecimiento.
Lo
de papá duele, lo sé. Y seguirá doliendo a veces. Él te ama, a su manera, desde
sus propios miedos y su propia historia, que no tiene las herramientas para
entenderte completamente. No eres vago, Fernando. Eres brillante y trabajador,
solo que tus talentos y tu forma de ser no encajan en el molde que él conoce.
No tienes que ser quien él quiere que seas para valer. Tu valor es intrínseco,
y lo demuestras de tantas maneras (¡ese 9!). Esa angustia por agradarle es
comprensible, pero con el tiempo aprenderás a soltarla un poco, a aceptarte tú
primero, independientemente de su aprobación. Y quizás, solo quizás, la
conversación pendiente algún día sea posible.
Sigue
estudiando psicología. Es el camino correcto. Tu capacidad de introspección, tu
sensibilidad y tu deseo de entender la mente humana (la tuya y la de otros) son
tus mayores herramientas. Y sigue enfrentando tus miedos; tienes razón, a veces
ni siquiera sabemos que tememos, pero esa fuerza para presentarte al examen
aunque creías no estar listo es la misma fuerza que te sacará adelante en los
desafíos futuros.
Esta
etapa es dura, Fernando, muy dura. Pero eres increíblemente fuerte, más de lo
que piensas. El deseo de ser autónomo, de viajar solo, de explorar... es tu
espíritu que te guía hacia tu verdadero yo. Confía en ese instinto. Lo mejor
está por venir, aunque hoy no lo veas claro. Habrá momentos de alegría inmensa,
de amor pleno, de aceptación, de pertenencia. Aguanta. Eres amado, eres
valioso, y encontrarás tu lugar en el mundo. Estoy increíblemente orgulloso del
adolescente sensible, inteligente y valiente que eras.
Un
abrazo inmenso desde el futuro."
Mensaje
de Fernando (16) a Fernando (56):
"Fernando
(si es que así te llamas ahora),
¿En serio eres yo? ¿56 años? Parece una eternidad. Leo tu carta y me da un poco de vértigo. ¿Todavía te acuerdas de esto?
Fernando 16 años, casa de Los Pozos, Anta. |
Estoy
en 'Los Pozos', hoy fue mi cumpleaños y fue horrible. Extraño tanto a mis
amigos, la ciudad, poder ser yo sin sentir que estoy haciendo algo mal. ¿Sigo
siendo tan raro? ¿Esa 'diferencia' que me aplasta, que no sé qué es,
¿desaparece alguna vez? ¿O al menos deja de doler tanto?
¿Qué
pasó con Carlos? ¿Pudimos hablar? ¿Terminó todo como creo? Me duele horrores
haberlo herido, pero me duele más pensar que no quiere conocerme. ¿Llego a
conocer el amor, el amor de verdad, ese que no tengo que esconder o que me hace
sentir que estoy fallando?
¿Estudié
psicología al final? ¿Sirvió de algo ese 9? ¿Aprendí a enfrentarme a esos
miedos que ni siquiera sé que tengo? ¿O sigo siendo el mismo miedoso por
dentro?
¿Y
papá? ¿Pude hablar con él alguna vez? ¿Entendió? ¿O yo lo entendí a él? ¿Sigue
pensando que no valgo si no soy como él quiere? ¿Dejé de sentir que tengo que
demostrar que no soy vago o cómodo? Mamá es un sol, ¿sigue siendo así?
¿Encontré
mi lugar? ¿Puedo 'hablar libremente' en mi vida diaria o sigo necesitando
escondites como Salta? ¿Esta melancolía que siento ahora, este nudo en el
pecho, ¿se va alguna vez?
Quiero
creer que sí, que no siempre voy a sentirme así de perdido y angustiado. ¿Valió
la pena todo esto? ¿Soy feliz, Fernando? ¿Soy quien quería ser, aunque no sabía
quién era del todo? Dime que sí, por favor.
Desde
este cumpleaños aburrido, con la cabeza llena de preguntas y miedos."
Eres una persona increíble! Un relato fantástico! Te felicito
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