sábado, mayo 31, 2025

Mayo 2025: La Memoria Sentida de Mayo De la Reflexión a la Acción Consciente


El mes de mayo de 2025 se despliega como un tapiz de experiencias, donde la acción y la emoción se entrelazan de forma indisoluble, tejiendo una memoria viva de compromisos y reflexiones. A través de los registros de blogs personales e institucionales, emerge un relato que no solo da cuenta de actividades, sino que se sumerge en la construcción de una identidad profundamente arraigada en la vivencia afectiva.

En el corazón de este mayo, resuenan con fuerza las voces de la deconstrucción de las masculinidades. La participación en la Diplomatura sobre Masculinidades, particularmente la síntesis de la clase de Rubén Campero, no fue un mero ejercicio intelectual. Fue un encuentro con ideas que interpelan lo más íntimo, un llamado a revisar los cimientos de la identidad masculina hegemónica. La crítica a sus costos –la soledad, la violencia, la represión emocional– se vive desde una perspectiva situada, anclada en la propia experiencia como varón gay. Esta es una de las articulaciones más potentes entre lo público y lo privado: el estudio y la difusión de estas ideas no son abstractos; son un reflejo de una búsqueda personal de una masculinidad disidente, más auténtica y libre. La emoción aquí es la de la identificación, la de reconocer en la teoría un eco de las propias vivencias y un camino hacia la liberación.

Paralelamente, las críticas sociales y políticas no se quedan en la esfera académica. El análisis del populismo y su simplificación de la realidad, o el impacto del capitalismo neoliberal en la capacidad de cuestionamiento social, se perciben no solo como fenómenos externos, sino como fuerzas que inciden directamente en la vida y las relaciones. La reflexión sobre la militarización de las fronteras y las viol violaciones a los derechos humanos, como la acción de habeas corpus en Salta, trasciende el deber cívico para convertirse en una expresión de indignación y de la profunda necesidad de justicia. Aquí, la emoción se manifiesta como una ética del cuidado y la responsabilidad, impulsando a "advertir a la gente sobre lo que está sucediendo".

Un capítulo significativo de este mes lo ocupan las reflexiones sobre la prostitución. Abordar este tema desde distintas aristas –prohibicionismo, abolicionismo, legalismo– y la invisibilización de los hombres en esta dinámica, no es solo un análisis intelectual. Es una mirada compasiva hacia la vulnerabilidad, una empatía que surge de la capacidad de imaginar la violencia y la mercantilización de la sexualidad. La preocupación por las asimetrías de género y la persistencia de un doble estándar sexual revelan un compromiso emocional con la dignidad humana.

Pero mayo de 2025 también fue un mes de reflexiones íntimas y personales. Los registros de las comidas familiares, las conversaciones, las ausencias y las presencias, son ventanas a un mundo interior rico en afectos. La búsqueda de la paz y la conexión, la gestión de las emociones, la confrontación con la pérdida y la necesidad de expresar lo que se siente para sanar, son dimensiones profundamente privadas que, sin embargo, se entrelazan con la esfera pública. La intención de "traducir ideas en acción" no es solo una máxima productiva; es un impulso vital que nace de la necesidad de coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer.

Finalmente, los proyectos y sueños también tienen un anclaje emocional. La finca, el proyecto de turismo, la Asociación Miguel Ragone, no son solo emprendimientos; son espacios de construcción de nuevos anclajes, de búsqueda de pertenencia y de la necesidad de dejar un legado que trascienda la individualidad. La emoción aquí es la de la esperanza, la de la construcción de futuro y la de la conexión con algo más grande.

En definitiva, mayo de 2025 se revela como un mes de intensa actividad, donde cada acción estuvo impregnada de una experiencia emotiva. La memoria de lo actuado no es una lista de hechos, sino un relato de cómo las ideas se encarnan, cómo lo público se nutre de lo privado, y cómo la construcción de la identidad se vive a través de la constante interacción entre el pensar, el sentir y el actuar. Es la evidencia de que la vida, en su complejidad, es un ensayo constante de sí misma, donde cada paso, cada palabra y cada emoción contribuyen a forjar quiénes somos.

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