miércoles, noviembre 26, 2025

De la Matriz Ética a la Trinchera Social: El Viaje de la Identidad que Habilita la Vida Colectiva


La Intimidad Radicalizada: Cómo el Diario de un Sujeto se Volvió la Agenda de una Comunidad


Introducción: Los Pilares del Yo y las Fisuras del Mundo


Hay relatos que se escriben con la piel antes que con la tinta. La colección de estos ocho blogs, que se extiende desde la confesión íntima de un adolescente en 1984 hasta la detallada planificación de una estrategia ambiental o de salud mental en 2025, no es solo un conjunto de archivos; es el mapa de una conciencia expandiéndose. En su corazón late el "Personalisimo 1984 a 2025", un diario-bitácora que se atrevió a nombrar el deseo oculto, la tensión sexo-afectiva y el legado familiar no resuelto. Este acto de valentía íntima se convierte en la matriz fundacional de todo lo demás.

La aventura de estos escritos, impulsada por Fernando Pequeño, se desdobla en una doble dimensión simultánea: la íntima-subjetiva —la lucha por ser uno mismo— y la política-social —la lucha por transformar el entorno que niega ese ser. Este ensayo busca narrar ese viaje, demostrando cómo la necesidad de curar las heridas personales habilita, casi por necesidad ética, la vocación de sanar las heridas del mundo. La vida, como la política, no se espera: se escribe y se milita.


I. La Revelación del Yo: El Origen Emocional de la Disputa Política


El punto de partida es un acto de radicalidad emocional: el registro. El "Personalisimo 1984 a 2025" es el laboratorio donde la identidad de su autor se forja bajo la presión de los mandatos sociales y el anhelo irrefrenable de autenticidad. La Dimensión Principal que lo atraviesa es la Subjetividad Histórica e Identidad, un espejo donde se refleja la tensión entre el mandato familiar y la verdad del deseo.

La Proposición Central que rige esta bitácora es demoledora en su simplicidad: el proceso de elaboración de la identidad sexo-afectiva y personal es un recorrido que busca integrar el pasado reprimido con el presente analítico a través de la escritura.

Las derivadas temáticas de este proceso no son solo asuntos de diván, sino el caldo de cultivo de la agenda pública:

  1. La Lucha por el Nombre Propio: La confesión del deseo en 1984, envuelta en "cola de paja" (culpa), madura y se convierte en la defensa explícita de las DIVERSIDADES. El miedo a ser señalado en la intimidad se transmuta en la denuncia de la "Teoría del Impacto" y los discursos de odio de la extrema derecha. El sujeto que se oculta se vuelve el militante que visibiliza.

  1. El Legado y la Verdad: La necesidad de analizar y elaborar la figura paterna (PAPI) y el peso de la historia familiar se vincula directamente con la MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. La búsqueda de una verdad personal se proyecta en la exigencia de la Verdad Histórica sobre el Operativo Independencia, entendiendo que el trauma colectivo y el trauma íntimo se alimentan mutuamente.

  1. La Vulnerabilidad Analizada: La reflexión sobre la propia fragilidad, el análisis y el psicoanálisis se convierten en la matriz ética del cuidado. Este sufrimiento destilado funda la sensibilidad necesaria para abordar la SALUD MENTAL en contextos de pobreza, o para comprender la violencia de la MASCULINIDAD hegemónica como un factor de riesgo


II. La Expansión de la Conciencia: De la Herida Personal a la Agenda Colectiva


La transición del yo al nosotros es el gran salto de este proyecto. El Objeto General del Conjunto de blogs es, en esencia, Generar conocimiento, promover la incidencia política y fomentar la organización de la sociedad civil para la defensa integral y transversal de los Derechos Humanos y Sociales en Salta.

Es aquí donde la escritura deja de ser catarsis y se vuelve acción organizada. Las tendencias más fuertes que surgen de esta convergencia son:

A. La Incidencia como Mando Ético (Dimensión de Control):


Los blogs no se quedan en la queja. Demuestran una obsesión por entrar en la estructura. El blog sobre el COMITÉ CONTRA LA TORTURA se enfoca en el monitoreo activo y la fiscalización, utilizando herramientas jurídicas como el Habeas Corpus para resolver la crisis humanitaria carcelaria. De igual forma, el blog AMBIENTE se inserta en el Consejo Económico y Social, demostrando que la defensa del bosque nativo pasa por disputar la normativa en el escritorio del funcionario. La lección es clara: la utopía se siembra en la institución.

B. La Deconstrucción de las Normas (Dimensión Crítica):


Toda la militancia se enfoca en desarmar las estructuras que generaron la confusión del "Personalisimo". La MASCULINIDAD es deconstruida no solo como un problema para las mujeres, sino como una condena de aislamiento y suicidio para los varones. Las DIVERSIDADES confrontan la normalización de la intolerancia. La MEMORIA desarma la narrativa oficial sobre la dictadura. Es un proyecto que entiende que no se puede ser feliz en secreto ni en un mundo injusto; la libertad es un ejercicio colectivo.

C. La Vulnerabilidad como Eje de Salud Pública (Dimensión del Cuidado):


El abordaje del sufrimiento en el blog SALUD MENTAL es la prueba de fuego de la matriz ética. No se trata solo de medicar, sino de entender que el consumo problemático es un síntoma de la "nueva pobreza," de la ruptura de lazos familiares y de la falta de un proyecto de vida. La ética del cuidado, aprendida en la introspección, se transforma en la exigencia de redes comunitarias y de un abordaje psicosocial que no excluya a nadie.


Conclusión: El Archivo del Corazón que Habilita la Vida


La aventura de esta escritura, que abarca cuatro décadas de registro, es más que una crónica; es un acto fundacional. La persistencia de la documentación y la reflexión constante en el Personalisimo no son narcisistas, sino vitales. La identidad del autor se consolidó no a pesar del riesgo de la exposición, sino gracias a la valentía de registrar.

Al nombrar el deseo, el conflicto, la incomodidad de 1984, el autor se habilitó a sí mismo para existir plenamente. Y, al habilitarse, descubrió que su lucha íntima era idéntica a la lucha social. El diario íntimo se convirtió en el mapa de ruta para la Asociación Miguel Ragone, demostrando que:

    1. La Vida se Habilita en la Verdad: El registro permite al sujeto integrar sus partes negadas. Sin esa integración, la acción política sería hueca. La militancia efectiva nace de la sanación propia.
    2. La Identidad se Consolida en la Proyección Ética: La identidad no es una foto estática, sino un proceso de constante reafirmación. Para el autor, esta reafirmación no se logra solo con el psicoanálisis, sino transformando el dolor subjetivo en una herramienta de liberación para otros. Al defender al preso, al bosque, al disidente o al joven adicto, el autor está, simultáneamente, defendiendo y consolidando la autenticidad de su propio recorrido vital.

La aventura de los blogs es, en última instancia, la demostración de que la vida misma, en su dimensión más profunda y más política, es un inmenso y necesario acto de Personalismo Transformador: la insistencia en que el yo, al ser verdadero, tiene la obligación ética de transformar el mundo que le rodea.


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De la Matriz Ética a la Trinchera Social | Infografía Interactiva
Análisis de Documentos 1984-2025

De la Matriz Ética a la Trinchera Social

"La Intimidad Radicalizada: Cómo el diario de un sujeto se volvió la agenda de una comunidad."

41 Años de Registro
8 Blogs Temáticos
~1000 Páginas Analizadas

I. El Archivo del Yo

El proyecto se sustenta en un inmenso corpus documental. El blog "Personalisimo 1984 a 2025" actúa como la columna vertebral biográfica, acumulando más de 340 páginas de registros íntimos. Este "peso" documental demuestra que la acción política no surge del vacío, sino de una profunda sedimentación de la experiencia.

Dato Clave

El registro personal supera en volumen a cualquier otra categoría individual, evidenciando que la subjetividad es la base de la construcción política.

Comparativa de volumen estimado de páginas por documento fuente.

II. La Expansión de la Conciencia

Un recorrido cronológico desde la primera confesión en un diario adolescente hasta la gestión de políticas públicas complejas en 2025.

1984

El Inicio del Registro

Comienza el diario personal ("Personalisimo"). Se documenta la tensión entre el mandato familiar y el deseo oculto. La "cola de paja" y la confesión íntima.

2000 - 2004

Politización de la Identidad

Inicio del activismo visible. Surgen los primeros registros sobre Diversidades. La identidad deja de ser un secreto para convertirse en bandera política.

2013 - 2016

Diversificación de la Agenda

Se funda la Asociación. Apertura de los frentes de Ambiente, Masculinidades y Salud Mental. La vulnerabilidad propia se proyecta como ética del cuidado hacia otros.

2025

Institucionalización y Resistencia

Consolidación en organismos (Comité contra la Tortura, Consejo Económico). Resistencia activa contra discursos de odio y defensa de la Memoria (50 años Operativo Independencia).

III. La Matriz de Transformación

¿Cómo se convierte el dolor privado en justicia pública? Este diagrama ilustra el mecanismo de "Personalismo Transformador".

Esfera Íntima (Origen)

Identidad & Deseo

Conflicto con la norma, sexualidad oculta, búsqueda de autenticidad.

Legado Familiar

La figura del padre (PAPI), la historia no dicha, el trauma generacional.

Vulnerabilidad

Soledad, fragilidad emocional, necesidad de cuidado y análisis.

Esfera Política (Destino)

Diversidad & Masculinidades

Activismo LGBTIQ+, deconstrucción de género, lucha contra discursos de odio.

Memoria, Verdad y Justicia

Juicios de Lesa Humanidad, señalización de sitios, resistencia al negacionismo.

Salud Mental & DDHH

Prevención de tortura, redes comunitarias, abordaje social de adicciones.

IV. El Espectro de Intervención

La Asociación Miguel Ragone no opera en silos. Su intervención es holística. El siguiente gráfico muestra cómo se distribuye el esfuerzo y la producción de contenido en las distintas áreas críticas, revelando un perfil que equilibra la Memoria Histórica con la Urgencia Social (Salud Mental, Ambiente, Cárceles).

  • Memoria: Base histórica e ideológica fundamental.
  • Masculinidades: Eje crítico transversal para la prevención de violencia.
  • Ambiente & Salud: Nuevos frentes de vulnerabilidad social y territorial.

"La utopía se siembra en la institución"

La aventura de estos blogs demuestra que la vida se habilita en la verdad. Al nombrar el deseo y el conflicto en 1984, el autor se habilitó para existir. Y al habilitarse, descubrió que su lucha íntima era idéntica a la lucha social. El diario íntimo se convirtió en mapa de ruta, probando que el yo, al ser verdadero, tiene la obligación ética de transformar el mundo.

Asociación Miguel Ragone & Fernando Pequeño

© 2025 Visualización generada a partir del análisis documental de 8 blogs fuente.

domingo, noviembre 09, 2025

Más que un Colegio, una Comunidad: Ensayo sobre la Alegría de Volver a Encontrarnos

Finca Los Pozos, Domingo 9 de noviembre de 2025

 A propósito de la nota de Lucrecia Martel que “nuestra” Martel nos invita a leer en el grupete.

Ver también
https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/
lucrecia-martel-todo-ese-mundo-de-la-carrera-personal-del-prestigio-
del-premio-destrozo-la-utilidad-nid07112025/

El valor profundo de estar juntos

Compañeras y compañeros (o compañerxs):

Han pasado cuarenta años desde que egresamos del Colegio Belgrano. Hoy, los caminos nos llevan de regreso al mismo punto de partida, pero transformados por el tiempo, por nuestras experiencias y trayectorias. Nos volvemos a encontrar para celebrar, no solo lo que fuimos, sino lo que somos y lo que todavía podemos construir juntos. En este regreso, la emotividad de los abrazos, las risas y la nostalgia no para mí, señales vivas del valor de la comunidad que supimos tejer y que aún con el paso del tiempo, persiste.

Tiempos de reencuentro: afecto, humor y sentido

Reviviendo el chat del reencuentro, la alegría y la gratitud laten en cada mensaje: la emoción de vernos, de recordar historias compartidas, de darnos tiempo para apreciar la vida que tejimos juntos. Con humor y humanidad, nos reconocemos en los gestos y en la memoria, aceptando los cambios que nos trajo la vida y celebrando que el afecto atraviesa distancias y décadas. Compartimos fotos viejas y nuevas como declaraciones de identidad y pertenencia. De “la Perica Martel”, enlazada a la sensibilidad artística de Lucrecia, a quienes como en mi caso luchamos por el monte desde la raíz popular, nuestra diversidad también se reencuentra y se abraza.

En estos intercambios renace la comunidad: el grupo es refugio, es espejo, es la confirmación de que la vida vale más cuando la vivimos juntos, incluso desde el humor y la ternura de lo cotidiano. Como bien dijo uno de nosotros: sin este esfuerzo de reunirnos, “seguiríamos cada uno en lo suyo, encontrándonos solo por casualidad”. La celebración compartida es una reivindicación de la voluntad de ser y de hacer comunidad.

Cine, monte y diálogo: la comunidad como horizonte de sentido

Si miramos un poco más allá y cruzamos nuestras vivencias con el arte y la historia ambiental de nuestra tierra, el sentido de comunidad se profundiza. El cine de Lucrecia Martel —y su crítica al individualismo y la carrera personal— nos enseña que la conversación y el encuentro son la máxima aventura y el verdadero valor político de vivir. Al igual que en el cine, la trama de nuestra vida encuentra sentido real cuando se escribe en plural y desde la escucha.

Por otro lado, la defensa de nuestro monte y de los bosques nativos no es solo una causa ambiental, sino una apuesta al bienestar común, a los vínculos que nos unen a la tierra y entre nosotros. En la medida en que seamos capaces de dialogar —productores, artistas, defensores ambientales, gestores públicos, vecinos— podemos tejer una red que haga frente a la violencia, la fragmentación y la pérdida de sentido que hoy amenazan a la sociedad y a la naturaleza.

Ambas miradas —la del arte y la del monte— nos recuerdan que la comunidad no es un dato: es una creación permanente, frágil, pero poderosa. Es diálogo, cuidado, reconocimiento de la diversidad. Es también el recurso más importante para garantizar la felicidad y el bienestar real, mucho más allá de logros materiales o reconocimientos personales.

NUESTRO reencuentro como acto político y celebración vital

En este encuentro en el hermoso patio de los azares del Club, celebramos cuarenta años de historia vivida desde un origen común en el lejano ya Colegio Belgrano, pero más aún celebramos la persistencia de los lazos que nos sostienen. Nos reencontramos en la palabra, en el abrazo, en los recuerdos y en los sueños que aún podemos compartir. Construir y preservar comunidad —en el colegio, en la ciudad, en la defensa del monte, en la cultura— es el desafío y el horizonte que da sentido -desde mi más humilde opinión-  a cada uno de nuestros pasos.

Si el mundo se está haciendo más duro, más individualista, más fragmentado, la respuesta no es el encierro en uno mismo, sino la vuelta a lo colectivo. Que este reencuentro sea, entonces, memoria y promesa. Y que la conversación y la solidaridad que hoy renovamos nos sirvan como ejemplo para seguir tejiendo futuro, en comunidad y con esperanza. Los abrazo compañerxs.

 

sábado, noviembre 08, 2025

40 años después del Colegio Belgrano: ecos y conversaciones en una noche de reencuentro

 


Introducción: El Patio de los Azahares y la Memoria

El patio de los azahares del Club 20 de Febrero fue el escenario elegido, un espacio donde el tiempo pareció suspenderse por una noche. Allí, la noche del viernes 7 de noviembre, entre mesas vestidas de fiesta y el murmullo creciente de voces que intentaban salvar décadas de distancia, nos reunimos los egresados de 1985 del Colegio Belgrano. La noche, orquestada con esmero por nuestra compañera Roxana Gumilla para celebrar los 40 años desde que dejamos las aulas, prometía ser un viaje al corazón de la memoria.

La bienvenida resonó con una verdad ineludible: "pasaron 40 años desde el 10 de diciembre de 1985, cuando cada uno de nosotros cargó su mochila y salió por la puerta de Colegio Belgrano a buscar su futuro". En ese instante, todos sentimos el peso y la levedad de esas cuatro décadas. La celebración no olvidó a quienes no pudieron acompañarnos. Un aplauso cerrado y emotivo se elevó en memoria de los compañeros que "quedaron en tránsito", un homenaje sentido que nos unió en el recuerdo.

Con los corazones llenos, la noche comenzó oficialmente con un brindis que fue casi un grito de guerra, una exclamación de alegría por el presente compartido: "¡Salud, salud, salud!".

 

1. "¿Y vos qué has hecho?": Los Senderos de la Vida Cuatro Décadas Más Tarde

La pregunta flotaba en el aire, repetida en cada círculo de conversación que se formaba y disolvía al ritmo de las bandejas de empanadas que circulaban. "¿Y vos qué has hecho?". Era la llave que abría cuarenta años de historias, de éxitos, fracasos, giros inesperados y decisiones que marcaron un rumbo.

1.1. El Llamado de la Tierra: De la Ciudad al Campo

"Ahora me estoy convirtiendo en finquero, algo que nunca pensé que iba a hacer", confesaba un compañero. Su proyecto se desarrolla cerca del Parque Nacional El Rey, en una estructura que su padre armó durante 50 años. Para no "matarse con mi hermano", dividieron las tareas: uno se encarga de las vacas y la cría de terneros, mientras él desarrolla cabañas para ecoturismo. Su visión es romántica y brutal a la vez: diversificar la producción más allá de "la soja y la vaca" y repoblar el territorio con estructuras productivas que permitan a la gente volver a vivir allí, un sueño contra la corriente del despoblamiento que dejó el neoliberalismo.

En otra mesa, Fernanda, otra "finquera", contaba su vida en el campo cerca de Metán, donde cría ganado Brangus, negros y colorados. La anécdota de cómo fue personalmente a recuperar unas vacas robadas pintaba de cuerpo entero su carácter y su conexión con la tierra. Ambos se reconocieron no en la soledad genérica del campo, sino en luchas muy concretas: las disputas por el agua con vecinos poderosos, y la pasión por un estilo de vida que exige una entrega total.

1.2. El Mundo de los Negocios: Entre la Pandemia y la Incertidumbre

Pero si el campo presentaba una batalla contra la naturaleza y la soledad, la ciudad ofrecía una lucha no menos encarnizada contra la economía. Se habló del hermano que tuvo que cerrar su negocio en la calle Buenos Aires por la pandemia y el costo prohibitivo de los alquileres, que hoy rondan las "600 lucas". Otro compañero relató su experiencia administrando propiedades, lidiando con contratos "mitad en negro, mitad en blanco" y la triste revelación de que los propios familiares de sus clientas les entregaban menos dinero del que correspondía.

El desafío de tener empleados en el contexto actual fue un tema recurrente. "Hoy es lo peor que podés arriesgar", sentenció uno, explicando que no se animaría a abrir un comercio ni siquiera sin pagar alquiler por el riesgo que implica el personal. La historia del compañero que tuvo que cerrar su hostel en Buenos Aires resumía la situación: su público, mayoritariamente extranjero, desapareció, y a los argentinos no les gusta el concepto de baño compartido. Era un diagnóstico compartido, una radiografía en tiempo real de un país que nos había moldeado y que ahora nos ponía a prueba de formas que nunca imaginamos al salir del colegio.

1.3. El Desencanto de la Política: "Hay que Tener Mucho Estómago"

Un exalumno compartió su paso por la política, una etapa de casi 20 años en la estructura del estado y en el partido justicialista de la que se bajó por sentirse "asqueado". Su reflexión fue tajante: para estar ahí, "hay que tener estómago, y mientras más subís, más estómago tenés que tener". Describió un mundo donde es difícil ser feliz, donde se ven "enemigos en donde no hay" y el costo personal es altísimo, señalando que muchos en ese ambiente terminan divorciados.

Su salida de ese universo no fue una derrota, sino un giro vital. La decisión de volver al campo y reconectar con el proyecto familiar fue su manera de buscar tranquilidad y reencontrarse con un propósito más genuino, lejos del ruido y la confrontación permanente.

 

2. Ecos del Pasado y Miradas al Presente

Más allá de las trayectorias profesionales, la noche fue un torbellino de nostalgia, de recuerdos compartidos que emergían con una claridad sorprendente, demostrando que ciertas memorias no envejecen.

2.1. Anécdotas y Recuerdos del Colegio

Las risas más fuertes llegaron con las anécdotas. Un compañero narró su increíble historia de graduación: tras quedarse con tres materias en el Belgrano, una serie de eventos afortunados y una buena dosis de astucia lo llevaron a terminar el secundario en el Liceo Cultural Docente. El giro final fue apoteósico: "el mell abanderado y yo escolta". "Nunca vi a mi viejo tan emocionado", confesó, y todos celebramos esa pequeña victoria contra el sistema.

También afloraron los recuerdos deportivos: las clases de gimnasia acrobática y las competencias de atletismo. Salió a la luz la legendaria historia de dos compañeros que, tras una pelea a golpes, fueron a competir. El detalle lo era todo: un médico, Coco Jiménez, "le ha acomodado la mandíbula al Cuchi Morales", y con la cara recién ajustada, se fueron a correr. La dificultad para reconocerse después de tanto tiempo era parte del juego: "¿Ustedes tampoco se vieron en 40?", se escuchaba, seguido de un aliviado "Hay algunos que nos conservamos", al identificar un rostro familiar entre las canas y las arrugas.

2.2. La Familia, los Hijos y las Nuevas Generaciones

Y como siempre ocurre cuando una generación se mira en el espejo del tiempo, la conversación derivó inevitablemente hacia los hijos, ese reflejo a la vez familiar y desconcertante de nosotros mismos. "¿Ustedes los entienden?", preguntaba uno, refiriéndose a los jóvenes de veintitantos, describiéndolos como de "otra generación". Se contrastó su propia juventud, marcada por un impulso temprano hacia la independencia, con la de sus hijos, quienes hoy "tienen todo" en casa y les cuesta más irse.

Se compartieron historias sobre las carreras universitarias, como el caso del hijo que cambió de veterinaria a informática, y la esperanza, a veces incierta, de que la nueva generación "siga" con los proyectos familiares, ya sea una finca, un negocio o una tradición.

2.3. El Vértigo del Tiempo: "40 años, m*****"

La frase, directa y sin filtros, resonó en varias mesas: "Habla que hemos hecho 40 años, m*****". Era el reconocimiento colectivo del vértigo del tiempo. Los comentarios sobre la apariencia no faltaron: "Las mujeres han hecho un pacto con el diablo", elogiaba uno, mientras otros bromeaban sobre los kilos y los años de más.

La mirada, sin embargo, estaba puesta tanto en el pasado como en el futuro. La pregunta "¿Y qué vamos a hacer los próximos 50?" flotaba en el ambiente. A esta edad, el tiempo que queda se vuelve un factor crucial en las decisiones, ya sea para vender propiedades, empezar un nuevo proyecto o simplemente decidir cómo vivir los años por venir.

 

Conclusión: Un Brindis Final por la Amistad

A medida que la noche se disolvía entre las últimas copas y los abrazos de despedida, quedó flotando una sensación agridulce y profunda. No fue solo un recuento de vidas, sino un espejo colectivo. Vimos reflejados los sueños pastoriles del campo contra las batallas urbanas de la economía, el idealismo juvenil frente al desencanto de la política, y la tensión entre los que fuimos y los que somos.

En las historias compartidas, descubrimos que, a pesar de los caminos divergentes, habíamos transitado el mismo país, sus crisis y sus efímeras bonanzas. La noche demostró que la base de la amistad y la memoria compartida es un ancla poderosa en el presente incierto. Nos fuimos con la certeza de que, aunque el futuro se mida ahora en décadas más cortas, el reencuentro había recargado algo esencial: el sentido de pertenencia a una historia común, una que comenzó hace cuarenta años en las aulas del Belgrano y que, esa noche, prometió no esperar tanto para volver a contarse.

 

sábado, agosto 30, 2025

El Facundo

 Me invitó a Facundo a mirar un concurso de Artes Marciales. Junto a su mamá. 
Fue en el Centro Vecinal de Villa Soledad. 

domingo, junio 22, 2025

El Hombre y el Monte Abierto: Un Relato de Raíces y Deseos

 Cuento corto por Fernando Pequeño

El sol de las siete de la tarde se desdibujaba en el horizonte, tiñendo el aire de un púrpura melancólico. Mis botas levantaban polvo en el sendero recién abierto, el mismo que, hacía casi un año, había comenzado a limpiar con la idea de una chanchería. Un año. Y la palabra resonaba en mi pecho como un eco vacío: arraigo. Me costaba tanto echar raíces aquí. Este lugar, la tierra que amaba y donde había crecido, me seguía resultando ajena, un lienzo vasto donde mis trazos apenas se delineaban. ¿Cómo era posible? Si la sentía tan mía, tan parte de mi historia.

Viejo guayacán desvanecido en la laguna de Los Pozos

Desde la represa, el ladrido juguetón de Malko me trajo de vuelta. Se zambullía en el agua helada del invierno que, caprichosamente, se inauguraba ese día. Su cuerpo dorado, chapoteando y emergiendo con la vitalidad cruda de lo salvaje, era un espejo. En ese instante, su presencia era la mía. ¿Acaso no buscaba yo también sumergirme, no en el agua, sino en esta tierra, y emerger renovado, más auténtico? Era como si Malko me señalara un camino, una forma de masculinidad más conectada con lo instintivo, lejos de los moldes que alguna vez me habían oprimido. Como las pequeñas ventosas de alguna criatura marina, sentía cómo intentaba desplegarme, aferrarme a cada terrón, a cada hoja, buscando esa conexión que se me escapaba. Había crecido aquí, sí, pero siendo "tan diferente", y esa diferencia, ese desajuste, era la cicatriz que aún me definía.


La Urdimbre de un Deseo Colectivo

El recuerdo de Pacha Kanchay irrumpió como un bálsamo. Las voces, las miradas encendidas. Habíamos estado allí, un puñado de almas, tejiendo sueños colectivos. Hablamos de construir otra sociedad, con otras reglas, otros valores. No era solo un anhelo político; era un deseo de trascender, de que algo de nosotros, de nuestra visión, perdurara más allá de nuestras vidas. La palabra "construir" vibraba en el aire, una pulsión que iba más allá de la razón.

Eliana Alzogaray, con sus ojos llenos de luz, lo había expresado con una emoción que me conmovió hasta las lágrimas. Su llanto, que era también el mío, no era de tristeza, sino de profunda conexión, de reconocimiento. Ella, hundiendo sus "mismas raíces" que las mías en esta tierra, sentía la misma tensión que nos habitaba. Esa tensión central entre la parálisis de una herida profunda —la neoliberal, la sojista, la extractivista, esa que había devastado el paisaje y el alma colectiva— y la ilusión, la esperanza de una sociedad anterior, más justa, que había pujado con fuerza antes de ser derrocada.

En ese llanto compartido, en esa vulnerabilidad mostrada, sentí cómo mi propia concepción de la masculinidad se expandía. No era una fortaleza inexpugnable, sino una capacidad de sentir, de emocionarse con otros, de construir en colectivo. La herida neoliberal no era solo una abstracción económica; era una marca en el alma, una que había fragmentado identidades, había erosionado la capacidad de arraigo. Y nuestra "otra mirada" era la respuesta, una forma de resistencia que se construía desde lo más íntimo de nuestro ser.


El Monte Como Espejo del Alma

Caminé un poco más, y mi vista se perdió en el monte que permanecía abierto. Carlos y yo habíamos hecho un trabajo enorme, despejando, liberando. Y allí estaba, respirando. La senda del Mollar, a pesar de las lluvias implacables que intentaban cerrarla, se mantenía ahí, un camino persistente, forjado por el tránsito y el uso. Esa senda, esa abertura que el monte hacía "para uno", no era solo un camino físico. Era un sendero hacia mí mismo.

Sentí cómo el valor de esa abertura se enredaba en mi propia identidad. Era una invitación, una promesa. Como si el monte, con su gesto de apertura, me invitara a abrirme también, a liberar lo que estaba oprimido. De pronto, me sentí uno con este monte abierto. Y fue entonces cuando la complejidad de esa imagen me golpeó. "Quizás herido, quizás penetrado, un poco forzado", musité. Estas palabras no solo describían el paisaje agredido por la mano humana o las fuerzas naturales. Resonaban, en un eco profundo, con mi propia subjetividad masculina.

¿Acaso yo también me sentía, a veces, herido por las expectativas, penetrado por discursos ajenos, un poco forzado a ser quien no quería ser? Pero la frase clave llegó después, como un bálsamo, como una revelación: "pero que me aloja, me aloja, me aloja". El monte, en su vulnerabilidad, en su apertura forzada, se convertía en un refugio, un lugar de acogida. Y esa capacidad de ser alojado, de permitir que el entorno me penetrara sin que me desintegrara, era la verdadera fortaleza que buscaba en mi construcción de masculinidad. Era la aceptación de la permeabilidad, de la capacidad de ser afectado, como un signo de vida, no de debilidad.

Aún así, la dificultad persistía: "Y cuánto me cuesta adentrarme en él." Habitarlo no era solo limpiar un terreno; era sumergirme en sus complejidades, en sus contradicciones, en sus heridas y en las mías. Pero el deseo era más fuerte que la dificultad. "Pero cada día de mi vida es una apuesta por intentarlo." Y en esa frase final, se condensaba la pulsión de vida, la resiliencia del deseo. Era la afirmación de que la construcción de la identidad, especialmente de una masculinidad más auténtica y conectada, es un proceso continuo, una apuesta diaria por habitar el propio ser, tan vasto, tan abierto y tan complejo como el monte mismo.

viernes, junio 20, 2025

Y en la oscuridad Andrés entendió que la paz no era solo la ausencia de tensión, sino la presencia de completud y contención

Cuento corto erótico

El eco de las últimas palabras, "eso se llama amor también", resonaba en la cabeza de Andrés como un mantra recién descubierto. Había entrado al cine con el alma revuelta, una taquicardia persistente, la misma ansiedad que le dejaba el vacío de las redes sociales. Se preguntaba sobre esa vieja dicotomía entre el cuerpo y el espíritu, la relajación muscular y la paz mental, como si fueran dos ríos que jamás se cruzarían. Pero esa noche, en la penumbra de la sala, algo se había revelado.


La Anatomía de la Paz en la Oscuridad

Su primera experiencia fue con un flaco de facciones perfectas, un afecto que se sentía en la suavidad de sus caricias, en la forma en que se entregaba. No fue solo la descarga, ni la saciedad física; fue el momento en que, con un hilo de voz, se atrevió a preguntar: "¿Me podés dar leche?". Y la respuesta, un simple "sí", pero cargado de un mundo de contención y reconocimiento. El chico se movió con un cuidado que Andrés no esperaba, se preparó, le ofreció su intimidad con una delicadeza que trascendía el acto. Fue un "impacto con la completud", una paz mental tan profunda que disipó la angustia con la que había llegado. En ese instante, en esa verbalización de un deseo y la correspondencia del otro, la relajación muscular y la paz mental no eran caminos diferentes; eran el mismo sendero hacia una sensación de integración que lo había eludido por tanto tiempo. La soledad, sin embargo, lo esperaba al final del encuentro, un cinturón ajustado en una cintura delgada que se alejaba, dejando el anhelo de una conversación pendiente, un "por qué tienen que pasar estas cosas" flotando en el aire.

Luego, Javi. Él lo encontró en la oscuridad, en una danza mutua de deseo. Andrés lo descubrió hermoso no solo con los ojos, sino con las manos, con la boca. Se arrodilló, se entregó, y de nuevo, la pregunta. "¿Podía tomarle leche?". Y otra vez, ese "sí" que resonó como una campana de validación. Fue la palabra, el deseo verbalizado y correspondido, lo que lo completó, lo que bajó la tensión mental a una quietud total. No era solo la pulsión oral, era la presencia del sujeto que lo contenía con su respuesta, quien lo veía y lo reconocía.

 

La Fragilidad de la Masculinidad Deseante

Andrés comprendía que la masculinidad que buscaba no era la del macho agresivo y "brutal en su rechazo" que había encontrado antes, ese que respondía con "qué mirás, hermano". Tampoco era la del hombre que solo busca la descarga anónima. La masculinidad "completa" y "deseante" que empezaba a vislumbrar se construía en la capacidad de comunicar un deseo, de ser vulnerable al pedir, de permitirse ser contenido y correspondido.

El contraste con la experiencia de Grindr era abismal. Allí, la "ilusión" de un encuentro se desvanecía en el "vacío" de la obsesión ajena, en el constante "pase el que sigue". La pantalla era una barrera, no un puente. No había espacio para la palabra que contiene, para el reconocimiento que pacifica. Solo ansiedad y soledad en espirales.

El miedo a la vulnerabilidad, a la que el rechazo podía exponerlo, era inmenso. Si les dijera a Alejandro o Francisco, sus vecinos de miradas intensas y diálogos emotivos, lo que sentía, ¿sería un rechazo homofóbico? Es una posibilidad, claro. La homofobia, arraigada en las construcciones sociales de masculinidad y deseo, a menudo se manifiesta como una agresión que busca invalidar al otro por su orientación sexual. Un "no" así dolería, sin duda, porque apuntaría no solo al deseo, sino a la esencia de quién es.

Pero Andrés empezaba a entender que no todo rechazo es necesariamente homofóbico, y que incluso en el rechazo hay una oportunidad para el crecimiento. Un "no" podría ser simplemente una falta de coincidencia en el deseo, una realidad dolorosa pero sin la carga de la discriminación. La verdadera liberación no estaba en evitar el rechazo, sino en sentirse autorizado a manifestar su deseo y sus sentimientos, independientemente de la respuesta. Ese era el verdadero trabajo de una masculinidad que se quería completa: no huir de la vulnerabilidad, sino abrazarla como el precio de la conexión. Porque, como había descubierto, la paz no era solo la ausencia de tensión, sino la presencia de completud y contención, un equilibrio que solo se hallaba en el puente entre su deseo y el reconocimiento del otro. Y, al fin, sabía que ese puente, aunque temblara, valía la pena construirlo.


¿Qué sensación te deja esta historia sobre el camino que estás transitando?


martes, junio 17, 2025

Regreso de la conmemoración de Güemes en Lumbreras: reflexiones sobre pertenencia y mirada crítica

 Acabo de participar en el ritual de conmemoración del héroe gaucho Güemes en Lumbreras, un evento que se extendió desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la tarde. Fue una experiencia intensa, que hoy sintetizo en dos sensaciones: la pertenencia y el asombro ante lo inconmensurable de las relaciones humanas, incluso en comunidades pequeñas. Me fascina descubrir este mundo como un recién llegado, sintiendo que formo parte de él mientras aprendo sus códigos.


Almuerzo en la Casa Juérez. Lumbreras, después del desfile. 


En la casa del gaucho Juárez, compartí mesa con Díaz, amigo de mi padre, quien me hizo reflexionar sobre la dualidad de estas tradiciones: vistas desde fuera, parecen pintorescas y románticas; pero desde dentro, revelan una complejidad emocional y social que las trasciende. Quizás lo más valioso de mi posición sea precisamente ese estar en el límite: no del todo dentro, pero tampoco fuera, permitiéndome transitar entre ambas perspectivas.

Esto me remite a la mirada de Gayatri Spivak sobre los imperialismos hegemónicos: la importancia de cuestionar las narrativas dominantes incluso al participar en lo local. Hoy, más que respuestas, me llevo preguntas sobre identidad, tradición y los matices de la pertenencia.



sábado, mayo 31, 2025

Mayo 2025: La Memoria Sentida de Mayo De la Reflexión a la Acción Consciente


El mes de mayo de 2025 se despliega como un tapiz de experiencias, donde la acción y la emoción se entrelazan de forma indisoluble, tejiendo una memoria viva de compromisos y reflexiones. A través de los registros de blogs personales e institucionales, emerge un relato que no solo da cuenta de actividades, sino que se sumerge en la construcción de una identidad profundamente arraigada en la vivencia afectiva.

En el corazón de este mayo, resuenan con fuerza las voces de la deconstrucción de las masculinidades. La participación en la Diplomatura sobre Masculinidades, particularmente la síntesis de la clase de Rubén Campero, no fue un mero ejercicio intelectual. Fue un encuentro con ideas que interpelan lo más íntimo, un llamado a revisar los cimientos de la identidad masculina hegemónica. La crítica a sus costos –la soledad, la violencia, la represión emocional– se vive desde una perspectiva situada, anclada en la propia experiencia como varón gay. Esta es una de las articulaciones más potentes entre lo público y lo privado: el estudio y la difusión de estas ideas no son abstractos; son un reflejo de una búsqueda personal de una masculinidad disidente, más auténtica y libre. La emoción aquí es la de la identificación, la de reconocer en la teoría un eco de las propias vivencias y un camino hacia la liberación.

Paralelamente, las críticas sociales y políticas no se quedan en la esfera académica. El análisis del populismo y su simplificación de la realidad, o el impacto del capitalismo neoliberal en la capacidad de cuestionamiento social, se perciben no solo como fenómenos externos, sino como fuerzas que inciden directamente en la vida y las relaciones. La reflexión sobre la militarización de las fronteras y las viol violaciones a los derechos humanos, como la acción de habeas corpus en Salta, trasciende el deber cívico para convertirse en una expresión de indignación y de la profunda necesidad de justicia. Aquí, la emoción se manifiesta como una ética del cuidado y la responsabilidad, impulsando a "advertir a la gente sobre lo que está sucediendo".

Un capítulo significativo de este mes lo ocupan las reflexiones sobre la prostitución. Abordar este tema desde distintas aristas –prohibicionismo, abolicionismo, legalismo– y la invisibilización de los hombres en esta dinámica, no es solo un análisis intelectual. Es una mirada compasiva hacia la vulnerabilidad, una empatía que surge de la capacidad de imaginar la violencia y la mercantilización de la sexualidad. La preocupación por las asimetrías de género y la persistencia de un doble estándar sexual revelan un compromiso emocional con la dignidad humana.

Pero mayo de 2025 también fue un mes de reflexiones íntimas y personales. Los registros de las comidas familiares, las conversaciones, las ausencias y las presencias, son ventanas a un mundo interior rico en afectos. La búsqueda de la paz y la conexión, la gestión de las emociones, la confrontación con la pérdida y la necesidad de expresar lo que se siente para sanar, son dimensiones profundamente privadas que, sin embargo, se entrelazan con la esfera pública. La intención de "traducir ideas en acción" no es solo una máxima productiva; es un impulso vital que nace de la necesidad de coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer.

Finalmente, los proyectos y sueños también tienen un anclaje emocional. La finca, el proyecto de turismo, la Asociación Miguel Ragone, no son solo emprendimientos; son espacios de construcción de nuevos anclajes, de búsqueda de pertenencia y de la necesidad de dejar un legado que trascienda la individualidad. La emoción aquí es la de la esperanza, la de la construcción de futuro y la de la conexión con algo más grande.

En definitiva, mayo de 2025 se revela como un mes de intensa actividad, donde cada acción estuvo impregnada de una experiencia emotiva. La memoria de lo actuado no es una lista de hechos, sino un relato de cómo las ideas se encarnan, cómo lo público se nutre de lo privado, y cómo la construcción de la identidad se vive a través de la constante interacción entre el pensar, el sentir y el actuar. Es la evidencia de que la vida, en su complejidad, es un ensayo constante de sí misma, donde cada paso, cada palabra y cada emoción contribuyen a forjar quiénes somos.

Mayo: Un Mes de Introspección y Movimiento Interno


Al revisar mis escritos de mayo, me doy cuenta de que este mes ha sido un periodo de intensa inmersión en mi mundo interior, un verdadero torbellino de emociones y reflexiones. Es como si mi escritura se hubiera convertido en un espejo, no solo para registrar lo que sentía, sino para elaborar y entender mis propias complejidades.

Mis Emociones en Mayo:

Ha habido una angustia y ansiedad latente, especialmente cuando pienso en los proyectos que aún no materializo o cuando me enfrento a ciertos cambios. Sin embargo, también encontré momentos de profunda paz y placer, especialmente al conectar con lo cotidiano y la naturaleza, como esos viajes con mis perros. Sentir ese sosiego me ancla.

Hubo días de dolor y tristeza, sobre todo al navegar ciertas dinámicas grupales que me resultaron difíciles. Pero lo más revelador ha sido el darme cuenta de que estoy logrando "poner en palabras" cosas que antes sentía reprimidas. Este acto de nombrar, de escribir, es un movimiento liberador en mi propia psique, permitiéndome ver con más claridad quién soy y qué me atraviesa.

Mi Búsqueda de Identidad:

La masculinidad ha sido un tema recurrente y central en mi búsqueda este mes. Siento que estoy en un proceso activo de deconstruir los modelos heredados –ya sea el de mi abuelo, mi padre o incluso el de figuras como David Slodky– para poder construir mi propio modelo, uno que resuene conmigo. No es un camino fácil; a menudo me siento como un "outsider" en ciertos contextos de masculinidad más tradicional.

Mi identidad como varón gay atraviesa y enriquece esta búsqueda. Si bien en el pasado mi deseo no encontraba lugar en los círculos masculinos en los que me movía, hoy, en este contexto de cambio social, cultural y político, siento que esa diferencia puede ser alojada, aunque la exclusión sigue siendo un mecanismo que a veces se resiste a desaparecer.

Mis Procesos Íntimos:

Mis relaciones y mi sexualidad también fueron un campo de profunda exploración. Las experiencias en el "cine" me han hecho reflexionar sobre una notable escisión entre lo emotivo y lo sexual. Pareciera que busco un placer que, aunque intenso, no culmina en una satisfacción plena, dejándome a veces en un ciclo de recurrencia e insatisfacción que puede llevar al aislamiento.

Mi relación pasada con José sigue siendo un punto de referencia crucial. La imposibilidad de integrar mi "lado masculino" –esa capacidad de ser activo y deseado– fue una marca profunda. Hoy, me enorgullece haber roto con esa dinámica, un paso importante en mi búsqueda de integración personal.

En contraste, la conexión con mis "hijitos adoptivos" se presenta como un espacio de libido que une, que me permite "enredarme con las personas". Aquí encuentro un código común, una mirada y un deseo que, fundamentalmente, me ofrecen una no-exclusión radical. Esto subraya mi profundo anhelo por lazos afectivos que superen la fragmentación que a veces percibo. La soledad en la que vivo y esas "proximidades que nunca son reales" son una tensión constante en mi búsqueda de una intimidad genuina.

Mis Tensiones Vitales:

Mayo ha estado marcado por varias tensiones que se entrelazan y me impulsan:

  • Lo individual versus lo colectivo/político: Constantemente veo cómo mis experiencias personales se conectan con estructuras sociales más amplias, como el neoliberalismo y los "dispositivos de dominación". Mi lucha por "escapar de ese dispositivo" es tanto una resistencia personal como social.
  • Tradición versus transformación: Estoy activamente deconstruyendo los mandatos de la masculinidad hegemónica, buscando una ruptura con lo establecido para abrirme a nuevas formas de ser y relacionarme.
  • Acción interna versus acción externa: Siento una clara necesidad de iniciar un "trabajo emotivo" a nivel personal, y al mismo tiempo, de materializar un proyecto político a través de la Asociación Ragone. Es una tensión productiva entre la introspección y el compromiso con la transformación social.
  • Apego versus independencia: Mi relación con mi madre y esa "sanción devastadora" que a veces percibo, revelan una tensión importante en mi búsqueda de autonomía.
  • Aspiración versus realidad material: Mis proyectos en la finca y las limitaciones económicas son un recordatorio constante de la brecha entre mis grandes aspiraciones y las restricciones prácticas, aunque mantengo la voluntad de "ir avanzando".
  • Burocracia versus espacio propio: Lidiar con trámites burocráticos se asocia con cambios internos y la necesidad de "gestionar mi propio espacio", mostrando la tensión entre las demandas externas y la construcción de mi autonomía personal.

En Resumen: Mi Estado Emotivo en Mayo:

Ha sido un mes de movilización interna y externa, de profunda reflexión y auto-interrogación, y de una activa búsqueda de integración. Experimenté la ansiedad y la tristeza, pero también la paz y el placer. Mi capacidad para nombrar y analizar mis propias dinámicas, conectándolas con fenómenos más amplios, me posiciona en un lugar de resistencia subjetiva frente a la fragmentación y el aislamiento.

Existe una clara pulsión de vida y de construcción que me impulsa a romper con patrones insatisfactorios y a generar nuevos lazos afectivos y proyectos con sentido. Si bien las tensiones y los desafíos persisten, mi escritura de mayo es un valioso testimonio de mi compromiso con el autoconocimiento y la acción política, buscando trascender lo individual en pos de un sentido más amplio de comunidad y pertenencia.

 


miércoles, mayo 28, 2025

La Noche junto al fuego y el Reencuentro con el Ser

 Cuento corto. Por Fernando Pequeño


La pantalla del teléfono de Virgi irradiaba un tenue resplandor en la penumbra de su apartamento porteño, mientras a miles de kilómetros, Fernando, envuelto en el abrazo gélido de una noche estrellada en Los Pozos, observaba las chispas que danzaban en la fogata. Un hilo invisible de recuerdos los unía, tensado por la distancia y el tiempo. "Tenían granada, pomelo, naranja, limón, lima y estaba cerquita del arroyo," escribió Virgi, y la imagen de esa huerta, fértil y generosa, se desplegó en la mente de Fernando.

"Yo sacaba leche a las vacas, veía carnear… de ahí me quedó un trauma," respondió Fernando, su voz escrita cargada de una honestidad cruda. La infancia, para ambos, había sido un crisol de experiencias disímiles y a la vez extrañamente convergentes. Virgi, la "cenicienta" de la cocina, se definía por sus habilidades culinarias aprendidas de su abuela, pero también por sus aversiones viscerales: la chanfaina, la polenta dura, las empanadas con pasas. En cada rechazo, en cada "guácala," se gestaba una identidad que se negaba a lo preestablecido. Fernando, por su parte, recordaba las tunas, las manos "enjanadas" y la crudeza de la vida rural, un entorno que lo obligó a confrontar la vida y la muerte desde temprano.

Pero fue en el dolor compartido donde sus memorias se entrelazaron de forma más profunda. Virgi, con la candidez de una niña, lloraba por las vaquitas que conocía por su nombre, las "Carita pintadita" o "Rosadita," destinadas a ser carneadas para alimentar a la familia. Su trauma, su "maricona" reacción, como ella misma la llamaba, resonó en Fernando. "También sufría igual que vos. Nos interceptamos en las cosas que nos producían dolor también," le confesó, conmovido. Esa empatía revelaba la fragilidad que, sin saberlo, los unía desde siempre. Era un reconocimiento de que, a pesar de las apariencias, sus corazones de niños habían latido con la misma sensibilidad.

El diálogo, sin embargo, trascendió la mera evocación para adentrarse en la reconstrucción de sus identidades. Virgi, con la audacia que la caracteriza, le pidió a Fernando: "no me digas chiquitito, dime chiquitite. Ven, te estás metiendo con mi masculinidad dentro de mi mujer transante." En ese instante, la pantalla se iluminó con la valentía de una mujer que se nombra, que se apropia de su ser. Su identidad trans no era una adición reciente, sino una verdad que su abuela Juana, con su amor incondicional, ya había intuido y fomentado. "Ella me hizo trans," afirmó Virgi, recordando cómo su abuela la alentaba a las labores del hogar, a ser "el gordo" de la casa, diferente a sus primos varones. Esa aceptación temprana fue el caldo de cultivo para la libertad de ser quien es.

Fernando, por su parte, se reconoció en esa misma senda de descubrimiento. "Cómo vamos cambiando, ¿no, Virg? Qué bárbaro. Cómo va como aflorando nuestra diversidad." Su propia identidad gay, aunque no explícitamente mencionada en su desarrollo en el diálogo, se vislumbraba en el eco de ese "afloramiento." La anécdota de dejar de pescar con su padre, de devolver los peces al río, era un símbolo de una sensibilidad que buscaba un camino propio, diferente a las expectativas impuestas por el mundo rural y la masculinidad tradicional. En esa sutil rebeldía, se revelaba una parte de su ser que buscaba expresión.

La distancia física se disolvía a medida que sus palabras construían puentes. La huertita, las vizcachas, el río Castellanos con su doble faz —temible y deleitable—, las costumbres de sus abuelas, las diferencias de clase social que Virgi señalaba con picardía ("Nosotros éramos pobres y tú eras clase media"), todo contribuía a moldear un pasado compartido. La coincidencia de que los padres de ambos se conocieran, que el abuelo de Virgi hablara de "Pequeño" Ragone, el padre de Fernando, en las marcadas de ganado, añadió una capa de destino a su amistad. Sus raíces, profundamente clavadas en esa tierra, los habían traído de vuelta el uno al otro, permitiéndoles honrar sus historias y las identidades que habían cultivado en el camino.

Mientras Virgi apagaba la luz y Fernando observaba las últimas brasas de la fogata, la conversación había hecho algo más que revivir recuerdos. Había reafirmado quienes eran, individual y colectivamente. En la noche, bajo el manto de las luciérnagas y las estrellas, dos almas se habían reencontrado, reconstruyendo su memoria y celebrando las identidades que el campo, con su rudeza y su ternura, les había ayudado a forjar.

Ecos del Campo: Un Viaje a la Infancia y la Diversidad que Florece



La conversación entre Virgi y Fernando, que se despliega en un intercambio de mensajes bajo la inmensidad de un cielo estrellado y la lejanía de la ciudad, teje un tapiz de recuerdos compartidos. Desde las fincas de su infancia, donde la naturaleza imponía su ritmo y sus lecciones, ambos evocan con nostalgia y, a veces, con un toque de humor, las vivencias que los forjaron. A pesar de las diferencias socioeconómicas que Virgi señala con una agudeza jocosa, sus infancias en el campo, rodeados de animales y labores rurales, revelan similitudes sorprendentes y un profundo impacto en quienes son hoy.


Su diálogo es una poderosa reflexión sobre la infancia, la memoria y la forma en que las experiencias tempranas moldean la identidad. Es un recordatorio de cómo el campo, con su rudeza y su belleza, puede ser un crisol para el crecimiento personal y cómo, incluso en la más remota de las ubicaciones, las semillas de la diversidad pueden germinar y florecer. La conversación entre Virgi y Fernando, tan íntima como reveladora, nos invita a mirar hacia atrás, a nuestras propias infancias, y a reconocer los ecos que aún resuenan en nuestras vidas actuales.



El Suchal,
antigua casa de Virgi en su infancia.
La vida en el campo no era ajena a las tareas y responsabilidades. Fernando, un "chiquitito" que ordeñaba vacas, lidiaba con caballos y presenciaba la crudeza de la faena, contrasta sus labores con las de Virgi, una cocinera innata que aprendió el arte culinario de su abuela. Las descripciones vívidas de Virgi sobre las comidas que no le gustaban —la chanfaina con sangre cruda, la polenta dura y fría, las empanadas con pasas o "bazuca"— pintan un cuadro auténtico de las costumbres gastronómicas y, a la vez, de su propia personalidad que se rehusaba a aceptar todo sin cuestionar. Este espíritu independiente, que ya se vislumbraba en su infancia, se hace evidente cuando recuerda cómo corregía a su abuela Juana por su peculiar léxico, desafiando las normas establecidas con una mezcla de irreverencia y cariño.

           La transformación de Virgi. 

El río Castellanos
Pero más allá de las tareas y la comida, la infancia en el campo trajo consigo encuentros memorables con la naturaleza. Las tunas, con sus espinas y el doloroso "enjanamiento", son un recuerdo vívido y compartido. Ambos rememoran el miedo a las víboras, un peligro latente en ese entorno silvestre, que Virgi experimentó de primera mano con encuentros que la marcaron. Sin embargo, también había momentos de pura conexión, como la fascinación de Virgi por el río Castellanos, al que inicialmente temía por su bravura cuando crecía, pero en cuyas aguas encontraba un deleite casi místico, bebiéndolas y abriendo los ojos bajo la superficie como si buceara en otro mundo. Su abuela, sorprendida por su "mucha sed", se convirtió en cómplice de estas travesuras acuáticas. La disparidad en la percepción del agua de lluvia, considerada pura por la familia de Fernando y útil solo para regar por la de Virgi, resalta las sutiles diferencias culturales dentro de una misma geografía.

A medida que crecieron, ambos experimentaron un punto de inflexión. Virgi, alrededor de los diez u once años, dejó de querer el campo, los caballos y las tareas al aire libre para abrazar la vida hogareña. Su abuela, quien la llamaba "el gordo", la cuidaba y encontraba en ella una ayuda invaluable para las labores domésticas. El apoyo de su abuela la sostuvo. De manera similar, Fernando recuerda haber dejado de ir a pescar con su padre a esa misma edad, devolviendo los peces al río en un acto de incipiente conciencia. Esta evolución, como bien señala Fernando, es un testimonio de "cómo vamos cambiando, ¿no, Virg? Qué bárbaro. Cómo va como aflorando nuestra diversidad".


Virgi con su abuelo, 
Ramón Caldez. 
La conversación también revela la profunda conexión de Virgi con su abuela Juana Farfán, una figura central que la aceptó incondicionalmente, incluso con sus labios pintados con "ucles" de algarroba o su fascinación por barrer y cocinar. Los encuentros casuales y las coincidencias de la vida, como la historia del padre de Fernando y el "Alemán" de quien hablaban en la finca de Virgi, sirven para unir aún más sus historias, mostrando cómo sus caminos estaban entrelazados mucho antes de que se conocieran.